Estamos tan acostumbrados a dormir calentitos y cómodos con nuestro pijama de invierno que ni siquiera nos planteamos que hace muchos años ¡no existía el pijama! Como lo lees, si hubieses nacido allá por el siglo XVI no hubieses conocido esta prenda que, aunque ahora está tan normalizada y aceptada, no siempre ha sido así. Sigue leyendo si quieres conocer el origen del pijama.
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La palabra “pijama” deriva del persa “pae jama” que literalmente significa “prenda para la pierna”. Su uso se extendía por India, Irán, Pakistán y Bangladesh, donde surgió alrededor del siglo XVII durante el Imperio Otomano, y llegó a occidente de mano de los ingleses y los colonizadores, quienes los hicieron popular en el resto del mundo.
En principio, el pijama estaba formado por dos prendas: una camisa y un pantalón holgados y cómodos, relativamente similar a los pijamas actuales, que también deben tener estas cualidades para poder ofrecer un descanso confortable y placentero. Aunque hoy en día la variedad de modelos, tejidos y formas es infinitamente mayor que la de la misma prenda en sus orígenes.
El origen del pijama se dio para cubrir dos necesidades principales. La primera era calentar el cuerpo, ya que no existía calefacción que pudiese proporcionar calor durante la noche y con el uso de esta prenda se solucionaba o al menos se aliviaba el problema.
La segunda función del pijama era la higiene, para deshacerse de las prendas usadas durante el día, sucias y llenas de bacterias. Aunque no nos lo planteemos, cambiarse de ropa para pasar la noche puede ser una barrera contra bacterias y otros patógenos que no traen nada bueno al ser humano.
El pijama en sus orígenes cubría estas dos necesidades básicas: proteger a las personas del frío y mantener la higiene, mejorando así la calidad de vida de quienes lo usaban, puesto que la calidad del descanso se veía aumentada con un gesto tan simple como cambiarse de ropa.
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Tal y como hemos comentado al principio de este artículo, el pijama fue introducido en occidente por los ingleses y los colonizadores.
El hecho de irse a dormir con una prenda exótica, traída de oriente y de alta calidad no estaba al alcance de todo el mundo, por lo que en un principio el pijama era una prenda que denotaba un alto poder adquisitivo, solo alcanzable para la gente de un determinado estatus social.
Hasta ese momento, la gente dormía con largos camisones, parecidos a las batas, abotonados hasta los pies. Estas prendas estaban confeccionadas con tejidos gruesos como la lana o el terciopelo, que mantenían el calor del cuerpo durante la noche al dormir, o incluso para estar cómodo en casa, puesto que las prendas de vestir de aquella época no se caracterizaban por la comodidad precisamente.
Aunque en su lugar de origen el pijama era usado indistintamente por hombres y mujeres, en occidente se estableció como una prenda masculina, ya que todavía era impensable que, a finales del siglo XVII y principios del XVIII, las mujeres vistiesen pantalón ni siquiera en la intimidad de sus casas.
Afortunadamente esto cambió con el tiempo, y actualmente el pijama es una prenda universal usada por todo el mundo para dormir, para disfrutar de la comodidad del hogar y para pasar momentos en familia, convirtiéndose en una prenda esencial para prácticamente todas las personas.
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Aunque su función y sus características principales siguen siendo parecidas a las de su origen, el pijama actualmente existe en infinidad de tejidos y estilos, adaptándose a las necesidades y gustos de todo el mundo que quiera usarlo.
Si quieres leer más sobre el origen del pijama y su evolución, echa un vistazo a nuestro artículo “Historia del pijama” en el que encontrarás más curiosidades sobre el pijama y su historia hasta el día de hoy.
