En Babelo creemos mucho en el placer de estar en casa, de disfrutar de los momentos de relax y ratos de no hacer nada. Pero está claro que todos debemos cumplir con nuestras tareas, obligaciones y objetivos en la vida y debemos cortar ese acomodamiento para afrontar nuestras responsabilidades.
En este sentido, a todos nos ha pasado en algún momento que hemos aplazado una tarea que deberíamos hacer por pereza o porque no nos resulta motivante. A eso se le llama procrastinación y puede afectar a nuestro estado de ánimo: no solo porque no estamos haciendo lo que debemos, sino porque nos terminaremos sintiendo mal con nosotros mismos.
Y, tranquilo, procrastinar es súper común. No eres la única persona a la que le ocurre. Por eso, queremos darte algunas pautas para entiendas qué es la procrastinación y lo puedas solucionar.
Procrastinar es dejar para más adelante lo que deberíamos estar haciendo en este momento.
Procrastinamos con tareas que no nos resultan placenteras a corto plazo: cambiar de compañía de teléfono, fregar los platos, ir al gimnasio… Estas labores nos suponen un esfuerzo extra porque no son apetecibles y las postergamos aun sabiendo que una vez hechas nos van a reportar satisfacción y paz mental.
El problema puede agravarse cuando las tareas que aplazamos implican mayor responsabilidad: ir al médico, estudiar para un examen, presentar un proyecto de trabajo, etc.
En ambos casos, cualquier excusa nos servirá para dejar para mañana lo que deberíamos hacer hoy. Aquí es cuando entra en juego el sentimiento de culpabilidad.
¿Por qué procrastinamos?Si nos vamos a sentir mal con nosotros mismos por no cumplir con nuestras obligaciones, ¿por qué procrastinamos?
Procrastinar va más allá de ser más o menos perezoso: puede ir relacionado con problemas más profundos como el estrés, la ansiedad, la gestión de las emociones o la autoestima. Y si a esos sentimientos les sumamos la culpabilidad por no ser capaces de realizar nuestras tareas, la bola se va haciendo más y más grande. Por eso, es importante que, ahora que ya sabes qué es la procrastinación, si te sientes identificado con esta situación, intentes ponerle solución.
Dejar de procrastinar te cambiará la vida.
La procrastinación termina convirtiéndose en culpabilidad: te sientes mal contigo mismo por no estar cumpliendo con las tareas que te habías propuesto. Y esto puede desencadenar en una baja autoestima por no sentirse capaz y una sensación de ansiedad por ver que se acercan los plazos en los que tu tarea debería estar hecha y no lo está.
Cuando hablamos de procrastinar obligaciones cotidianas las sensaciones de culpabilidad no se intensifican tanto como cuando procrastinamos con nuestras responsabilidades y cuando tenemos un plazo final.
¿Quién no ha dejado el estudio de un examen para mañana? Autoengañarnos pensando: “Hoy no estudio, pero mañana estudiaré el doble”. Y así van pasando los días hasta que se acerca la fecha del examen. En este punto nos sentimos mal por ver que no estamos siendo responsables, por dejar que nos venza la pereza y, además, se aproxima la fecha del examen y no vamos a tener suficiente tiempo de prepararlo como deberíamos. ¿Os suena?
Procrastinar de esta manera puede terminar afectando gravemente a nuestro rendimiento laboral y académico. Incluso, a nuestra vida personal si procrastinamos en el ámbito familiar o de pareja.
Ahora que ya sabes qué es la procrastinación, lo primero que debes hacer es identificarla: ¿estás aplazando tus obligaciones? ¿te estás autoengañando para no hacer algo que no te apetece? Si es así, te aconsejamos que les nuestro post “Cómo vencer la pereza y no procrastinar”. Y si, aun así, ves que no consigues avanzar y la procrastinación puede contigo, consulta a un profesional.
